(la maga maggie I)

lunes, 16 de mayo de 2011

Ni amigo ni leches!


Las cuerdas que amarran
el respeto de unos por otros son,
en general, cuerdas de necesidad.

Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

Es cierto, cuando las cosas me van bien, y estoy en momentos estables y pseudo-felices en mi vida se para el flujo de ideas, y de repente no me apetece escribir. Como un matrimonio bien avenido que ya no duerme junto. También es cierto que sí ocurren cosas en mi vida muy merecedoras de ser escritas, anécdotas que hacen que mi vida tenga sal o azúcar. Hay veces que tiene el sabor amargo de la cerveza negra caliente, pero gracias a la Diosa, hoy por hoy son las menos.

Pero tengo un blog, eso siempre lo digo y mi blog se muere si no le doy de comer. Le tengo tan abandonado como a un niño rumano, al que sólo le quiere la mafia para pedir por las calles. Si, lo sé y me siento culpable.

Intentaré, hoy, en esta mañana de mayo rescatarle de sus captores.

En el tiempo desde mi último post he reafirmado mi condición de hétero recalcitrante al llegar a las manos por negarme a hacer un trio. Si, a estas alturas las mamás de la periferia madrileña están muy necesitadas de emociones. Y, parece ser, que yo le gustaba a una de esas mamis, de esas que te follarías. Bueno, eso si eres un tío con cara o una lesbiana que la esconde. Pero como no soy ninguna de esas cosas, la jugada le salió mal, y por el despecho me cayó un puñetazo, por la espalda. Para que luego digan que las mujeres no son agresivas, pero bueno, ya pasó y me queda la seguridad de que nunca se me puede obligar a hacer algo que no quiera. Pero también me quedó claro para lo qué quería verme mi amiga. Con amigas como estas quien necesita el Sálvame.

Otra de las cosas que han sucedido es que volví a tener noticias de Jaime. Si, ya sé. El tío quiere meterla en caliente y como sabe que soy una chica educada le voy a contestar a sus mensajes. Me llama y yo me moría de curiosidad por saber lo qué había pasado, para dejarme colgada con su regalo y no saber nada de él en dos meses. Su respuesta fue de niñato, claro. Me dijo que se agobió.

Pues nada de agobios, chico, yo paso ya de lo que me ofreces. Paso de tus tonterías e inseguridades. De tus ganas de hacerme sentir utilizada. Es verdad que el sexo con este hombre se sale de la norma, al igual que cierta parte de su anatomía. Pero eso no compensa esas faltas de respeto, mensajes a las mil, llamadas para que le traiga sexo a domicilio y ese tipo de cosas.

Me ha costado mucho darme cuenta de que no va a ningún lado. Que mis intenciones de permanecer como amigos son una engaño. El pijo de Jaime me ha demostrado con creces que ni amigo ni leches!